Malala Yousafzai se convirtió en un símbolo global de la lucha por la educación de las niñas después de sobrevivir a un atentado en 2012 por oponerse a las restricciones impuestas por los talibanes sobre la educación femenina en Pakistán, su país natal. Desde 2009, Malala había comenzado a escribir un blog anónimo sobre la creciente presencia militar en su ciudad y el temor de que su escuela fuera atacada. Como resultado de su activismo, Malala se convirtió en un objetivo para los talibanes.
En octubre de 2012, un miembro de los talibanes atacó el autobús escolar en el que viajaba Malala y después de identificarla, el atacante le disparó en el lado izquierdo de la cabeza. Malala fue rápidamente a un hospital en Peshawar, donde los médicos lograron salvar su vida. La joven de 14 años recuperó la conciencia 10 días después del ataque.
El sueño de Malala Yousafzai comenzó a hacerse realidad con el establecimiento de su fundación, Malala Fund. Como reconocimiento a su incansable labor, en 2014 Malala Yousafzai se convirtió en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz.